CURIOSIDADES - El JudÃo Errante
Figura mitológica que en estos tiempos sólo conserva interés para la literatura.
En el siglo XIII nació en Europa la leyenda del Judío Errante, caminante incansable que se desplazaba por todo el continente sin rumbo cierto, sujeto a una inexplicable condena de eternidad. Peregrinaba por todos los países europeos, por siglos, padeciendo un determinismo fatal, aunque renacía cada cien años, en una especie de eterno retorno como el sostenido por Nietszche. Dominaba todos los idiomas y era testigo de los principales hechos de la historia de la humanidad. También se le atribuían poderes metafísicos, y se decía que su existencia llegaría hasta el final de los tiempos.
Viendo la leyenda desde el ángulo de la religión, ese testigo inmortal, según explican algunos, fue creado por el cristianismo y encuentra su origen en el Nuevo Testamento, conforme a lo cual sería uno de los discípulos de Jesús, a quien éste ordenó que esperase su regreso; o bien un zapatero judío que echó de un empujón a Cristo del quicio de su puerta cuando el Señor se detuvo allí a descansar camino del Calvario; o uno de los asistentes de Poncio Pilatos, que fue desorejado.
El doctor J.M. Ramos Mejía, uno de los iniciadores de la siquiatría en nuestro país, sostuvo en el siglo XIX que la tradición del Judío Errante tuvo su origen en la aparición de neurópatas viajeros en edades lejanas en Europa, especialmente en Alemania.
En Francia, la comunidad del tipo, de los rasgos y del hábito exterior, hizo pensar a las poblaciones supersticiosas de la Edad Media por donde atravesaban estos eternos trotamundos, que era uno solo, una misma fisonomía, incansable e inmortal. En realidad, el famoso Hospital La Salpêtrière de París, renombrado en el siglo XIX como nosocomio neurológico, estaba lleno de individuos con apariencias semejantes.
Dicho hombre de ciencia describió a estos viajeros, remitiendo a Henry Meige, como personas de 30 o 40 años, más o menos, a los que uno les daría el doble de esa edad, “tal la demacración de su cara, surcada de gruesas arrugas y poblada por esa barba proverbial que dejan crecer indefinidamente; barba inculta y mal cuidada que los enfermos abandonan en su abundancia opulenta, porque el espíritu, ocupado de sufrimientos crueles, no tiene tiempo para atender exigencias corporales pueriles”. “La fisonomía de todos expresa el sufrimiento, la laxitud y la desesperación; la cara adelgazada, los pómulos salientes, debajo dos carrillos agujereados, dice Meige, y la frente materialmente llena de surcos anchos, profundos, perdiéndose hacia arriba en el nacimiento de un cabello tan abundante como la barba; el ojo pequeño, triste y hundido, rodeado de círculos obscuros, y la nariz larga y encorvada, otras veces chata. Ese retrato no es, seguramente, el del hombre feliz, sino el de ese viejo arrugado que arroja una mirada melancólica sobre los muros de las ciudades por donde pasa”.
La literatura se ha inspirado en la leyenda del Judío Errante, bastando como muestra aludir a Eugenio Sue, famoso escritor francés contemporáneo de Alejandro Dumas. Entre autores del siglo XX, Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez y Gabriel García Márquez se han valido de este personaje en cuentos y novelas.
Borges refirió a este personaje, en “El Inmortal”, que se publicó por primera vez con el título “Los inmortales” en Los Anales de Buenos Aires, febrero 12 de 1947 y como “El inmortal” en El Aleph, 1949.
Dentro de esta obra, Joseph Cartaphilus (uno de los alias del judío errante) era anticuario, de Esmirna, siendo descripto como un hombre consumido y terroso, de ojos grises y barba gris, de rasgos singularmente vagos. Se manejaba con fluidez en diversas lenguas; en muy pocos minutos pasaba del francés al inglés y del inglés a una conjunción enigmática de español de Salónica y de portugués de Macao.
FUENTES:
BORGES, Jorge Luis – “Obras Completas”.- Tres Tomos.- Emecé Editores – Buenos Aires, 1991.-
RAMOS MEJIA, J.M.- “La locura en la historia” Talleres Gráficos Argentinos L. J. Rosso, Buenos Aires, 1933.-
WILLIAMSON, Edwin.- “Borges – Una vida”, Seix Barral, Bs.AS. 2006.