POLITICA Y ECONOMIA - La economía de las desigualdades

El título de la obra de Piketty sirve para el análisis de las inequidades de la globalización.

                  Es el título de unos de los libros del economista francés Thomas Piketty, pero a la vez, una de las realidades del mundo actual, donde conviven en una situación de globalización,  ciudadanos de distinto origen y posición frente al reparto de las riquezas generadas en un mercado mundial.

                El neoliberalismo, al eclipsarse por agotamiento el sistema de producción fordista,  tuvo que buscar nuevas formas de colocación de sus capitales, y así encontró el modo de expandirse aprovechando las innovaciones tecnológicas en las comunicaciones, que permitieron crear un gran mercado a nivel mundial, de bienes y servicios producidos a partir de la organización en el planeta  de una gran fábrica, que ensambla las partes que produce en cada rincón del globo en que encuentre ventajas comparativas.

                En realidad, no se trata de ningún descubrimiento actual, ya que el principio de producir en base a ventajas comparativas, lo desarrolló hace siglos el economista David Ricardo y su receta fue aplicada por Gran Bretaña al crear una nueva forma de colonialismo, para que distintos países satélites  produjesen en forma más barata lo que ese país no podía hacer dentro de los límites de su isla.  Así, a principios del siglo XX, compró en Argentina grandes extensiones de campo para criar  ganado, e instaló enormes  frigoríficos para procesar las carnes y una red ferroviaria para trasladarlas a los puertos, a muy bajo costo en cuanto a los salarios que pretendían compensar la mano de obra, exenciones tributarias, etc. 

                Es innegable que la creación de un sistema que tenga una economía de escala mundial, incrementa su posibilidad de producir riqueza, pero el problema es el reparto de la misma, coincidiendo autorizadas opiniones en la inequidad de la actual distribución.

                Si la mitad de la población mundial no tiene acceso a una educación adecuada y más de dos mil millones de personas en el mundo carecen de sanitarios (inodoros), es evidente que el sistema reparte mal, si a la vez se observa que determinados sectores de la sociedad pueden seguir acumulando inmensas riquezas.

                Explica Piketty que la redistribución moderna no consiste en transferir las riquezas de los ricos a los pobres, o por lo menos no de manera tan explícita; reside en financiar servicios públicos e ingresos de reposición más o menos iguales para todos, sobre todo en el ámbito de la educación, la salud y las jubilaciones. La redistribución moderna se edifica en torno a una lógica de derechos y a un principio de igualdad de acceso a cierto número de bienes considerados fundamentales.

                Concluye este autor que para que la democracia llegue un día a retomar el control del capitalismo, se debe partir del principio de que las formas concretas de la democracia y del capital, siempre tienen que estarse reinventando.

                Rosanvallón propone repensar el Estado providencia, justificando su intervención para asegurar medidas positivas, considerando vital el reconocimiento del  “derecho a la inserción”.

                El premio Nobel de Economía (de 1998), Amartya Sen, hace hincapié ante las hambrunas contrastantes con las opulencias sin precedentes, rescatando la consolidación del sistema de gobierno democrático y participativo como modelo superior de organización política. Propicia como verdadero desarrollo, el crecimiento de las libertades reales de que disfrutan los individuos.

                Otro premio Nobel  de Economía (de 2001), Joseph E. Stiglitz, sostiene que hay malestar en todo el mundo por la globalización, ya que si bien ha ayudado a cientos de millones de personas a alcanzar mejores niveles de vida, para muchas otras la globalización no funcionó, pues su situación empeoró, sufriendo desocupación y volviéndose sus vidas más inseguras. Han visto debilitadas sus democracias y erosionadas sus culturas. Se inclina por una globalización con un rostro más humano, es decir más justa y eficaz, para elevar los niveles de vida, especialmente de los pobres.

                Finalmente, la Iglesia Católica, por medio de su Doctrina Social, indica caminos de solución a los problemas generados por la “planetización” de la economía. Después de remarcar que no se debe perder de vista a la persona humana, que debe ser el centro de cualquier proyecto social, afirma que la persistente crisis económica internacional requiere claramente una revisión de las actuales estructuras políticas, económicas y financieras a la luz del imperativo ético de asegurar el desarrollo integral de todos.

FUENTES:

COHEN, David –“ Riqueza del mundo, pobreza de las naciones”.  Fondo de Cultura Económica, 1998.

PIKETTY, Thomas – “ La economía de las desigualdades”  - Siglo veintiuno editores, Bs. As., 2015.

PIKETTY, Thomas – “El capital en el siglo XXI” – Fondo de Cultura Económica, Bs. AS., 2014.

ROSANVALLON, Pierre –“ La nueva cuestión social – Repensar el Estado providencia” – Bs.As., 1995.

SEN, Amartya – “Desarrollo y libertad” – Buenos Aires – 2000.-

SEN, Amartya K. – “Bienestar, justicia y mercado” – Barcelona, España, 1998.

STIGLITZ, Joseph E. “El malestar en la globalización” , Taurus, Bs. As., 2002.

 

 

Consultar al autor

Contact form submitted! We will be in touch soon.